En una ciudad que respira baloncesto como León, la temporada 2024-25 de la Cultural y Deportiva Leonesa de baloncesto ha sido mucho más que buena: ha sido extraordinaria. En su debut en la Segunda FEB (la antigua LEB Plata), el conjunto dirigido por Luis Castillo ha superado todas las expectativas. Con uno de los presupuestos más bajos de la categoría, terminó tercero en el Grupo Oeste de la liga regular y alcanzó los cuartos de final del play-off de ascenso.

El camino no fue sencillo, pero sí admirable. En la primera eliminatoria, el equipo barrió al Benicarló con dos victorias incontestables. En la segunda, cayó por la mínima ante un coloso como el Fibwi Palma, tras perder por seis puntos en casa y empatar en Mallorca. A un paso de seguir soñando.
Un equipo sin estrellas, pero lleno de compromiso
Lo de la Cultural no ha sido solo una buena campaña deportiva. Ha sido una lección de humildad, trabajo y fe. Con solo cinco jugadores del equipo que ascendió desde EBA (Obi Okafor, Eluku Berthold, Roger Fàbrega y los leoneses Diego Bultó y Rodri Llamas), se armó una plantilla joven, valiente y sin complejos.
Llegaron jóvenes talentos nacionales, como Isaac Vázquez o Pau Isern, y jugadores internacionales con hambre, como Jordan Kellier, Fares Ochi, Frank Stain, Kyle Greeley o Rey Abad. Ninguno era una estrella, pero todos asumieron su rol con humildad y se pusieron al servicio de un equipo sin egos, que encontró en Luis Castillo no solo a su entrenador, sino a su auténtico líder.

Una afición de otra categoría
Desde el primer día, este equipo enganchó. No hubo pretemporada completa, ni tiempo para construir automatismos, pero sí un compromiso absoluto. Y esa entrega fue correspondida por una afición que volvió a llenar el Palacio de los Deportes como en los mejores tiempos del desaparecido Baloncesto León.
Partido tras partido, la grada fue el jugador número seis. La más numerosa de toda la categoría, una marea culturalista que rugió como en los viejos tiempos y que demostró que León sigue siendo tierra de baloncesto.
¿Y ahora qué?
Aquí es donde empieza el debate. El proyecto ha sido un éxito, pero repetirlo con tan pocos recursos parece un milagro irrepetible. Si la ciudad quiere seguir disfrutando del baloncesto a este nivel (o más alto), habrá que apostar de verdad.
Muchos de los jugadores que este año han brillado ya están recibiendo ofertas más suculentas. Si no se aumenta el presupuesto, será imposible retener talento. Habrá que volver a empezar de cero. Otra vez. Y confiar en que salga bien.
Además, el club vinculado a la Cultural, el CB Reino de León, ha logrado esta temporada el ascenso a Liga EBA. Resulta fundamental para el proyecto que la Cultural pueda contribuir a dotar a este equipo de los recursos necesarios para competir en la categoría. En ella, los jóvenes jugadores de León tendrían la oportunidad de formarse con vistas a reforzar algún día el primer equipo. Pero, ¿existen posibilidades económicas reales para hacerlo?
El futuro depende de todos
La solución no es sencilla, pero sí evidente. Más apoyo institucional, más implicación empresarial, más patrocinadores. Y también, más responsabilidad colectiva. Si queremos un equipo que aspire al ascenso, tal vez haya que asumir que las entradas y abonos deben subir. Y que los leoneses que llenaron el pabellón esta temporada deben seguir ahí el próximo año.
No se trata solo de un equipo. Se trata de una ciudad que se reencuentra con un deporte que le hizo soñar durante décadas. Se trata apoyar un proyecto que ilusiona, que forma y que representa los valores más puros del deporte.
Porque León merece baloncesto. Del bueno. Del que emociona.
Y esta temporada, la Cultural lo ha demostrado.